En memoria de Enrique Dussel

Sabía que estabas mal, que el reloj jugaba en tu contra, pero eso no evita que la constatación de lo inevitable resulte menos dolorosa. Ayer me desperté con la noticia de tu muerte y lo primero que me vino a la cabeza fue una tarde de un ya lejano mes de julio madrileño. Aprovechando tu estancia en España, íbamos a presentar en Traficantes de Sueños tu Filosofías del Sur. Reconozco que me mostraba escéptico: el calor, la desconexión vacacional que sufre esta ciudad a partir de mediados de junio…, ¿quién acudiría? La respuesta de la gente me mostró lo equivocado que estaba: nunca había visto aquel espacio tan lleno, a reventar, desbordando la sala, ocupando las escaleras. La emoción se palpaba en el ambiente (sí, sé que puede resultar un lugar común, pero pocas veces he tenido una sensación física tan tangible). Y llegaste tú, y hablaste de continuo durante más de hora y media, y podrías haber estado otro tanto que nadie se hubiera movido. Nos tenías hipnotizados, mientras desplegabas tu saber como sólo tú sabías hacer: sin dogmatismos, alejado de la tentación del púlpito, con humildad, cercano, haciendo accesible lo complejo, abriendo caminos, denunciando injusticias… Por eso tu mensaje calaba tan hondo.
Tampoco puedo olvidar que nuestra colección Inter Pares nació directamente vinculada a tu nombre y que la apoyaste desde los primeros momentos. Ni tu generosidad a la hora de recibir y escuchar a quien acudía a ti, ni la ilusión con la que siempre te implicabas a la hora de apoyar a jóvenes autores (¿existía el «no» en tu vocabulario?). La inmensa envergadura de tu obra y de tu ejemplo ha sido fundamental para el desarrollo del pensamiento decolonial, esa llamada urgente a escuchar y atender las voces de quienes han estado silenciados por siglos de dominio y desdén. En ese combate estamos y estaremos comprometidos; ojalá sepamos estar a la altura.
Ya no estás con nosotros, pero tu legado es imperecedero y seguirá inspirando la reflexión y la lucha de quienes aspiran a construir un mundo mejor, máxime en estos momentos en que los poderosos nos arrastran a un abismo de miseria e injusticia. Conmovido, emocionado, eternamente agradecido, descansa en paz, querido Enrique.
Jesús Espino
Director Editorial de Ediciones Akal
Enrique Dussel: filósofo de la liberación de los pueblos
Katya Colmenares Lizárraga